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Ramón S. Castillo

 


 

Por Ramón Antonio Ogas*

Dr. Ramón S. Castillo, retrato autografiado donado por la Flia. Ogas Trerotola a la Biblioteca Pública, Municipal y Popular Dr. Ramón S. Castillo.

 “Menudo, pequeño, de ademanes reposados y hablar pausado, cabellos blancos como nieve, Castillo tenía el aspecto del jurista y profesor que en verdad era.” (M.A.S. en Todo es Historia N° 108).

 

            He comenzado con esta cita que considero se ajusta mucho a la realidad política del doctor Castillo, era un jurista, un profesor, más que un político. Idéntico juicio emite Carlos Ibarguren respecto a la persona de su amigo, a quién en el trato intimo llamaba “el Viejito”. No es, que éste insigne catamarqueño  haya sido una persona senil, todo lo contrario, era poseedor de una inteligencia clara, ilustrado y de sentido ecuánime en su juicio (Carlos Ibarguren). Este es el hombre que trataremos de conocer, que desde su juventud dio muestras de sus capacidades.

 Su Familia

             El pueblo natal de don Ramón, era Ancasti en la  provincia de Catamarca. Respecto a éste dice el Dr. Manuel Moreno citando a Solano Vergara “era un pueblo eminentemente político, católico, patriota y comercial, siendo además muy dado a la vida social”(La Unión, 18/XI/1998 p.17). Ancasti fue además el hogar elegido por sus padres, que tienen apellidos característicos de la zona.

 Fue fruto de  una familia que le brindó a sus hijos una sólida formación cristiana y el respeto a la palabra empeñada. Es así que todos los hijos varones, al morir su padre, prometieron y cumplieron, renunciar a su herencia a favor de sus hermanas mujeres.

            Su padre se desempeñó como juez partidario de Ancasti, hacia el año 1870, era seguramente una persona reconocida  y de cierta preparación y dinero, situación que permitió a sus hijos acceder a una educación superior.

Ese hogar se había constituido con el matrimonio de D. Rafael Castillo y Da. Maria de Jesús Barrionuevo, celebrado el 01 de agosto de 1848. Sus vástagos fueron 14 hijos, entre ellos  dos de destacada proyección provincial y nacional, el Dr. Ramón S. Castillo y  su hermano mayor el Dr. Rafael Castillo.

                         Ramón S. Castillo, o simplemente Ramón, como lo  nombra su madre en su testamento, nació el 20 de noviembre de 1873, permaneciendo en la casa de Ancasti hasta que tuvo la edad para iniciar el bachillerato.

Alumno del Colegio Nacional

Hasta los 11 años permaneció en su pueblo serrano,  para ingresar luego al Colegio Nacional de Catamarca, fundado por Mitre. Como alumno de esa prestigiosa institución, formadora de grandes hombres, dará muestra de su personalidad y defendiendo sus convicciones.

Integrante del “Centro Cultural Esquiú” que editó el tercer periódico estudiantil de ese nombre , el que fue bautizado como “El Estudiante”. Inició la publicación del periódico el 23 de junio de 1889, aparecieron 39 números. Para la prensa local, en este caso “Los Andes”, ésta producción periodística cultural, contribuye “activamente al desenvolvimiento intelectual de Catamarca” (G. Guzmán, R. R. Olmos y G. Pérez Fuentes en “Historia de la Cultura de Catamarca”:1977).

Hay una anécdota reproducida por su biógrafo el doctor Gutiérrez y que engloba  al joven Castillo. Su director, Ramón S. Castillo protagonizó una situación, que concluyó con la aparición del periódico, que fue la siguiente: “El Estudiante en cuyas columnas el joven director publicó un comentario que a pesar de ser justo y verídico disgustó a determinado personaje. La circunstancia de que el periódico se editaba en la imprenta oficial, única de la ciudad en aquella época, permitió al quejoso llevar con éxito su disgusto ante el Gobernador quien por solidaridad política le dio la razón y exigió del joven Castillo que publicase una rectificación, pues de lo contrario la imprenta oficial no seguiría imprimiendo su periódico”. El futuro jurista que se avizoraba contestó: “no rectifico porque lo dicho es la verdad y no acepto la exigencia del señor Gobernador porque está fuera de su función”. 

El mismo año de 1890, que se concretaría su egreso como bachiller del Colegio Nacional con una brillante actuación, colaboró con el recién aparecido Album “9 de Julio”.

            Como vemos su paso por el nivel medio de educación fue fructífero, brindándole el ejercicio de las condiciones necesarias para su futuro.

 El  Provinciano en Buenos Aires. El Hombre Público 

          Dejó su tierra natal, para forjar su futuro en la capital del país, allí llegó con sólo 18 años, en 1891, para estudiar abogacía. Se recibió de abogado y doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Su formación académica le permitió desarrollar una carrera como docente y jurista respetable.

            Su participación política se inició tardíamente, en 1930, con más de 50 años de edad, al ser designado por su prestigio, interventor en la provincia de Tucumán. Entre 1932 y 1935, representó a su provincia en el Senado de la Nación. Integró además el gabinete del presidente Justo, como ministro de   Instrucción Pública y Justicia de la Nación, y después ministro del Interior, ocupando interinamente la cartera de Relaciones Exteriores.

            Llegó a la vicepresidencia de la nación, en 1938, acompañando al Dr. Roberto Ortiz. El delicado estado de salud del presidente, sus licencias y su posterior renuncia, llevará a ocupar la presidencia al doctor Castillo, primero a cargo y luego como titular, desde donde desarrollará un política firme y concreta.

Carta de tono político enviada por el Dr. Castillo, al Dr. Felipe Ponferrada. (Original existente en el Museo Histórico de Catamarca)

 

            La presidencia de nuestro comprovinciano fue signada por el segundo conflicto bélico internacional, asumiendo el gobierno argentino una posición neutral. La Argentina de la época se dividía, agitando la opinión pública, entre los germanófilos y aliadófilos.

            Su plan de gobierno puede ser sintetizado con sus propias palabras: “Mi gran aspiración, aparte de mantener la posición internacional del país, es la de iniciar antes de la expiración de mi mandato la explotación minera en gran escala y el fomento de las industrias  extractivas. En el mundo moderno, esas industrias son la base de la liberación económica y de la autonomía nacional”. (citado por Carlos Ibarguren en “La Historia que he Vivido”). No entraremos en detalle respecto a la obra pública llevada a cabo, aspecto que dejaremos para otra oportunidad.

            Un contemporáneo suyo, expresó que don Ramón S. Castillo era “profundamente argentino, reunía las cualidades típicas del espíritu provinciano tradicional: prudente, sagaz, con la picardía un tanto burlona del criollo del interior, firme en sus convicciones” [...] “carecía de experiencia política y del empuje en la acción, calidades indispensables para dominar en la lucha y desbaratar en los momentos críticos la red de intrigas, de ambiciones, de pasiones e intereses que se traman en derredor del gobierno” (C. Ibarguren).

            Castillo, era un hombre reflexivo, y llevaba a cabo todo aquello que creía era por el bien de la patria y su obligación como gobernante. La mayoría de los historiadores coinciden en señalar que su decisión de apoyar la candidatura del salteño doctor Robustiano Patrón Costas, fue el detonante para que los militares lo despojaran del poder, justo el día 4 de junio de 1943, cuando sería proclamada la candidatura del doctor Costas.

 

Su Relación con la localidad de Santa Rosa en Valle Viejo

             En febrero de 1909, fijando domicilio en este vecindario de Valle Viejo, doña María Barrionuevo de Castillo, ya viuda, su esposo había fallecido en 1897 en la calle San Martín de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca (donde es hoy la sede de la Delegación Catamarca de la Policía Federal Argentina), daba poder para que se iniciara el juicio sucesorio de don Rafael Castillo, en esta oportunidad por no poder firmar lo hace su hijo el doctor Ramón S. Castillo.

            Doña María de Castillo, seguramente pasaba junto a su hijo una temporada de descanso en la Casa de Santa Rosa, que coincidentemente se denomina “Villa María”.

          Casa que perteneció al Dr. Ramón S. Castillo existente en el distrito de Santa Rosa (Valle Viejo). Vista  de Galerías. (Foto:M.Filippín)

 

             Santa Rosa, distrito del departamento Valle Viejo en la provincia de Catamarca, reconoce su origen en una Hacienda Jesuita del S. XVIII, y cuenta con el transcurrir del tiempo con vecinos destacados, en una población que para la época del presidente, no superaba  los 500 habitantes. Entre esos vecinos, se reconoce al expresidente Castillo.

            Ya en la función pública, en el senado o en el Poder Ejecutivo, tendrá una especial atención a su pueblo adoptivo, reflejado en las recomendaciones para los arreglos concretados en la Escuela Nacional Nº 2 (hoy provincial 202), la extensión del tendido de agua potable y energía eléctrica para la localidad.

            La relación  con los vecinos era cordial, don Marcial Vergara de 87 años y don Clemente Soto de 92 años, retienen en su memoria la imagen del doctor Castillo caminando junto a su esposa al atardecer o controlando el alambrado de su propiedad.

            En 1925 se fundó la primera biblioteca Popular, decidiendo sus vecinos  bautizarla con  el nombre de “Dr. Ramón S. Castillo”. Con el pasar de los años en 1995 se fundó la actual biblioteca del distrito, y nuevamente los vecinos decidieron en recuerdo al ilustre vecino y comprovinciano, llamarla  “Dr. Ramón S. Castillo”

            La casa veraniega que perteneció a la familia Castillo, se ubica al norte de la plaza de Santa Rosa, sobre calle Crisanto Gómez. Este sector es más conocido por la arboleda que se denominaba “los eucaliptus de los Castillos”. La propiedad se extendía en partes a más de un kilómetro de distancia de la casa, así otro sector es llamado “el estanque del doctor Castillo”, este último nombre todavía perdura.

            “Villa María”, era centro social concurrido, principalmente cuando el propietario se encontraba en la provincia. A causa de un accidente sufrido en momento que se disponía a montar a caballo para realizar su paseo acostumbrado, un diario local El Porvenir se hace eco de esta manera: “Apenas se conoció el accidente, el Dr. Castillo fue visitado de todos sus amigos” ( Gentileza de M. Gershani Oviedo).

            Las hermanas de don Ramón, pasaron muchos años residiendo en la propiedad, la señora Delmira Ogas, ahijada de bautismo del presidente, mantenía siempre el recuerdo cuando sus padres la enviaban a ella y a su hermana mayor a visitar a la niñas Castillo.

            Aún hoy, el santarroseño, tiene una grato recuerdo del doctor don Ramón S. Castillo, trasmitido de generación en generación.

Don Ramón, había constituido su hogar con doña Delia Luzuriaga, falleciendo a la edad de 70 años, un 12 de octubre de 1944, en los principios que fue criado “al punto que se afirma que su cuenta corriente personal, arrojaba un magro saldo de 70 pesos, horas antes de morir” (El Ancasti. Suplento “Siglo XX Figuras & Hechos,1999).           

 

 * Socio de la Biblioteca Dr. Ramón S. Castillo

 

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